La muerte del Ártico
José Luis Lezama
Publicado en El Universal 26 Agosto 2016
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http://www.eluniversal.com.mx/entrada-de-opinion/articulo/jose-luis-lezama/nacion/2016/08/26/la-muerte-del-artico
En
los últimos tiempos el planeta parece comprometido en una febril competencia
por imponerse nuevos records. La cantidad de mercancías que se producen e
intercambian en el mundo es cada año mayor, en el 2013 alcanzó un valor de
cerca de 19 millones de billones de dólares.
La naturaleza que se consume en forma de materias primas no tiene precedente
en la historia humana. La fuerza de trabajo que se requiere para mover la
maquinaria productiva en China e India, convertidos en Outsourcing y asiento de las industrias más contaminantes que
producen para los bloques económicos y consumidores occidentales, es inmensa.
El trabajo humano, particularmente el de los migrantes, y los recursos
naturales, hoy día no valen nada. Su depreciación es un prerrequisito del
sistema productivo moderno para ampliar los márgenes de ganancia y hacer
redituable la competencia.
El
clima planetario cada vez rompe con más frecuencia sus propios records. Julio
del 2016 es considerado, en promedio, el
mes mas cálido de que se tenga registro en la historia humana. Este año será
también el más caliente de la historia, superando a 2015 y 2014 que tenían ese
dudoso record. En el 2016 la temperatura
promedio planetaria será 1.3 Celsius más alta que la registrada a fines del
siglo XIX. Una ciudad de Kuwait reportó hace poco una temperatura de 54 C.
Esto
que ocurre a nivel planetario ha tomado una forma alarmante en el Ártico. La
capa de hielo ártico desaparecerá por completo dentro de pocos años, de seguir
las tendencias actuales. A principios de los setenta tenía una extensión de
alrededor de 8 millones de Km2; hoy día es de 3.4 millones de Km2. El hielo del
Ártico es un regulador de los eventos climáticos planetarios; refracta el calor
solar hacia el espacio exterior, evitando un mayor calentamiento de las aguas
oceánicas y del aire. El derretimiento del hielo liberará, además, inmensas
cantidades de metano. Muchas otras de
sus funciones nos son desconocidas.
La causa de esto que
hoy día se considera una crisis ambiental
planetaria, a decir de los expertos, tiene que ver con el inmenso consumo
de combustibles fósiles, al servicio de un sistema económico que ya no produce
para satisfacer las necesidades de la población, sino que lo hace para
satisfacer las necesidades de la propia economía, esto es, para la ganancia y
la rentabilidad.
Pero no todos están
preocupados por el deshielo del Ártico. Algunos se muestran felices, otros,
incluso, se aprestan a ver esto como la apertura de un campo de oportunidades.
El Ártico es una tentación para las potencias y sus grandes corporaciones
económicas. Allí se encuentra la quinta parte del petróleo y del gas natural
del planeta. El hierro, el oro, el uranio, el torio, y muchos de los llamados metales raros, básicos en la
microelectrónica, parecen descansar “ociosos” bajo los hielos árticos. Las
compañías petroleras festejan el deshielo, lo mismo que las navieras
británicas, canadienses y rusas. El calentamiento está operando el milagro de
hacer navegable esta región del mundo, la cual se presenta como una alternativa
al Medio Oriente como ruta más corta, segura y eficaz en el comercio entre
oriente y occidente.
La medidas nacionales y los esfuerzos
internacionales para enfrentar este problema y estabilizar el clima planetario
han fracasado, porque los países han privilegiado salvaguardar su
competitividad en los mercados internacionales. Pese a los acuerdos
internacionales, las emisiones de gases de efecto invernadero no se detienen, y
el calentamiento promedio sigue su marcha ascendente. El Protocolo de Kioto no
se cumplió en ninguno de sus aspectos, aún cuando era obligatorio para los
países desarrollado. Los Acuerdos de París para el Clima no se cumplirán porque
todas las tendencias analizadas y mostradas por los científicos climáticos
señalan que, la meta ideal del 1.5 y la programática del 2 Celsius, están cerca
de ser rebasadas.
Esto lo sabe todo
mundo; lo saben los negociadores climáticos; lo saben los expertos y los
tomadores de decisiones de las distintas naciones. Se sabe con cierta precisión
las tendencias climáticas planetarias, sus causas, sus consecuencias. Lo sabe
el público. Se sabe también qué hay que hacer. Qué hay que hacer como nación,
como gobierno, como tomadores de decisiones, como organismos sociales y como
individuos. No obstante, nada parece ocurrir, nada parece cambiar, y el planeta
se muestra inconmovible en su marcha a la catástrofe.
El problema no es sólo
de conocimiento, sino de consciencia y de decisiones; de valores, de moral y política,
de definición de nuestros compromisos con el sistema de la vida, la humana
incluida. Parafraseando al Rey Lear,
podríamos decir hoy día que, Tiempos de
Peste son estos en los que el mercado y las mercancías rigen nuestra
relación con la vida.
@jlezama
Dr. José Luis Lezama
Profesor-Investigador
El Colegio de México
Doctor en Política Ambiental por el University College
London.
Profesor
Visitante en el Massachusetts Institute of Technology.
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